miércoles, 9 de mayo de 2012

Desaparecido


Efectivamente como la canción que hoy me sirve de introducción a esta vuelta a la crónica de esta experiencia que estoy disfrutando en Tánger, llevo unos cuantos días, quizá demasiados, sin dar señales de vida en el blog, y la verdad es que, aunque alguno no se lo crea, lo he echado de menos, de hecho no he dejado de pasar ni un sólo día por el blog ni he dejado de pensar cada día en aquello que me gustaría transmitir en unas cuantas líneas en este espacio, pero ya sea por el cansancio acumulado, han sido días de mucho trasiego, o por la pereza de tener que escribir lo que estaba sintiendo, me he abandonado un poco a mi suerte para recobrar las fuerzas y energías necesarias para continuar plasmando en unas cuantas palabras lo vivido y experimentado a esta orilla del Estrecho de Gibraltar.

Como digo han sido días intensos los que han pasado esta última semana y pico que he dejado de escribir en el blog, días de viajes, de reencuentros, tanto en Don Benito como en Tánger, de compartir experiencia con un grupo de voluntarios en el Hogar y de seguir trabajando sin prisa pero sin pausa en el camino hacia la felicidad, esa que vine buscando y que cada día está más presente en mi vida.
Volví a casa, fue breve, fue intenso, fue legen.....(wait for it).......dario.

Por resumir, de una manera más o menos breve, estos días pasados os comento que volví a casa, a Don Benito, por un par de días para acompañar a un amigo en uno de los mejores momentos de su vida, el día de su boda, y que a pesar de la corta duración de la estancia pude ver a muchos de los que me consta que siguen de una u otra manera mi experiencia aquí, la verdad es que es un gustazo sentir el cariño y el apoyo de tanta gente que sé que están preocupados por mí. A otros me tuve que conformar con verlos desde la distancia, concretamente a uno tuve que conformarme con verle desde el coche con su elegancia exquisita, que no ha perdido con el paso de los años, repartiendo juego en una de las pistas de fútbol sala anexas al polideportivo municipal, los años pasan pero la calidad siempre perdura.

Tras la boda, y su "intensa" celebración, regresé a Tánger para reencontrarme con una de las personas más importantes en el devenir de esta aventura, basicamente porque a su lado aprendí a amar este proyecto en el que hoy estoy involucrado y porque junto a él he pasado muchos de los mejores momentos de mis experiencias aquí. Ha sido un placer poder compartir con él nuevamente el día a día de esta experiencia, sinceramente ha sido como una parada en boxes tan necesaria como deseada en la que he podido disfrutar una vez más de su amistad y compañía, unos días en los que, quizá no todo lo que necesitásemos, hemos podido charlar y compartir alegrías, planes de futuro y vivencias, que alguien como él, con todo lo que me conoce y ha compartido conmigo, sabe escuchar y dar el consejo necesario en el momento adecuado, muchas gracias por estar nuevamente ahí una vez más para escuchar mis dudas.

Sólo me gustaría transmitir una idea más antes de terminar y es la sensación de que las cosas se están haciendo bien. Alguno a lo mejor se preguntará el por qué de esta conclusión y no es otro que el haber oído durante estos días, la última vez ha sido hoy, que se me ve feliz. Aquellos que hacía tiempo que no me veían y con los que he tenido la oportunidad de reencontrarme, tanto allí como aquí, me han dicho que se me ve muy feliz, que transmito esa felicidad de la que tanto he hablado y de la que todos los días que escribo os recomiendo que os afilieis.

Con el deseo de retomar nuevamente, y con una periodicidad más constante, este relato de lo vivido al otro lado del puente me despido de todos vosotros, tanto los que os habéis preocupado por la falta de entradas como para los que no.

Un fuerte abrazo para todos y ¡¡SED FELICES!!

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