miércoles, 18 de abril de 2012

Smile!! You are in FEZ

Lo primero de todo es agradecer y pedir perdón a aquellos que de una u otra manera me habéis hecho llegar vuestro interés en que retomara la actividad narrativa del blog, especialmente a Je m'apelle Coralie y a STC, de vez en cuando a uno le gusta recibir el apoyo y el ánimo necesario para continuar con esta crónica, si no diaria, que ultimamente me escaqueo mucho, si que constante de una u otra manera.
El mejor recibimiento que podían dar al visitante a la ciudad.

En la entrada de hoy, como no podía ser de otra manera, me gustaría compartir con aquellos que lo habeis estado esperando mi viaje a Fez, pero más allá de una perorata "guioturísitica" acerca de las bondades de la ciudad, la belleza de sus monumentos y la riqueza de su artesanía, de las que también os daré algunos detalles, me gustaría compartir con vosotros las sensaciones que me traigo, que he vivido y que quedarán para siempre en el recuerdo de este viaje, del que sin vergüenza ni pudor ninguno he de reconocer que...¡¡HE VUELTO ENAMORADO!!

La verdad es que el viaje empezó con ciertos contratiempos, sobretodo en lo que al viaje de ida se refiere, pues nos despistamos en la salida de la autovía y nos metimos por un camino que si bien era más corto también es cierto que era más difícil, pues las carreteras no era excesivamente buenas y en una carretera de doble sentido uno puede llegar a sentir miedo con la manera tan "peculiar" de conducir de los marroquíes. Aún así he de reconocer que, como en tantas otras cosas de la vida, perderse tuvo su encanto, de hecho me queda la espinita de haber pasado por ese camino con la noche cerrada sobre nosotros y no haber podido disfrutar de los paisajes que sin ningún tipo de dudas tenían que ser espectaculares pues la carretera por la que circulábamos bordeaba una zona de montaña en la que a buen seguro más de una panorámica de enorme belleza se quedó escondida bajo el refugio de la luna y las estrellas.
Bab Boujloud, vista desde la terraza del hotel donde nos quedamos.

Una vez arribados a Fez todo comenzó a ir de bueno en mejor, si se me permite la expresión. Para empezar llegamos a nuestro hotel que, más allá de las comodidades o lujos que pudiera tener, tenía una situación privilegiada, a escasos veinte metros de una de las puertas de la Medina, concretamente a la Bab Boujloud, y, por ende, tenía una panorámica espectacular desde su terraza, que permitía divisar gran parte de la zona antigua de la ciudad y unas vistas de las montañas que circundan la ciudad realmente formidables. A pesar de todo la vista que más me gustaba, de las que se podían admirar desde la terraza, era la del cartel que da título a la entrada de hoy, ciertamente me pareció una declaración de intenciones, y sin ningún lugar a dudas seguí el consejo que en él daban.
No fui el único que se quedó prendado de los rincones de la ciudad.

El sábado fue el día que, acompañados de un guía fessaoui, recorrimos toda la ciudad de Fez con el objetivo de poder llegar a conocer un poco por encima, estoy convencido que para conocerla a fondo serían necesarios muchos más días, la riqueza monumental, artística y religiosa de Fez. De una manera bastante somera os comento que Fez es la capital artística, religiosa y cultural de Marruecos, no en vano fue la primera ciudad islámica de Marruecos, en el interior de su Medina se encuentra una de las primeras universidades del mundo, la Universidad Al Qarawiyyin, y es de sobra conocida en todo el mundo la riqueza y belleza de los trabajos de artesanía que en ella se realizan, algunos de los cuales se siguen haciendo de la misma manera que hace varios siglos atrás. Tal y como nos dijo el guía al comienzo de nuestra visita fue realmente un viaje en el tiempo, no sé si sería capaz de plasmar en unas cuantas palabras lo impresionante de sus monumentos, la belleza de sus cientos de callejuelas retorcidas, la minuciosidad y esmero con el que los artesanos de la ciudad se dedicaban a sus trabajos, en definitiva, no encuentro las palabras que puedan explicar lo que la visita guiada supuso para mí.
La maraña de callejuelas retorcidas que recorren el interior de las murallas es incalculable.

Ahora bien, más allá del mutismo post-síndrome de Stendhal que me produjo la visita a la Medina de la ciudad, declarada Patrimonio de la Humanidad en 1981, sí que me gustaría dejar por escrito algunas de las sensaciones que me asaltaron durante el recorrido. Una de las cosas que más me llamó la atención fue la conservación de las estructuras y de las costumbres, a día de hoy no pueden circular los coches por el interior de la Medina y el transporte de materiales, mercancías y suministros se hace mediante carros de mano, caballos o burros, la verdad es que me parece una muestra de identidad tan significativa por el hecho de que no han querido "prostituir" las estructuras originales por el simple hecho de agradar a los turistas, y sinceramente creo que eso le da un plus de belleza a la ciudad, el hecho de que se conserven esas tradiciones. Por otro lado, también llamó poderosamente mi atención el hecho de que en la proporción locales-visitantes era claramente ganador el bando local, otra muestra más del mantenimiento de la razón de ser de esa zona de la ciudad, eminentemente comercial, en la que los precios están puestos más acordes al poder adquisitivo local que la poder adquisitivo de los turistas que vienen de visita a la ciudad. Por último, no quiero excederme, también me encantó el trato que recibimos en todos y cada uno de los sitios que visitamos, empezando por el hecho de que nuestro guía hablaba en perfecto castellano, la amabilidad, la forma de recibirnos y la manera en la que nos atendieron en todos y cada uno de los lugares a los que tuvimos la suerte de ir, me dejaron la sensación de que en algunos lugares a los que he viajado por España no me han dado ese trato ni de lejos, y eso que se supone que el turismo es una de las principales fuentes de ingresos.
Rincones maravillosos como este me han hecho volver enamorado de Fez
No os aburro más con mis peripecias del viaje, sólo me gustaría compartir con vosotros esas sensaciones que me han hecho volver de Fez sintiendo mariposas en el estómago, espero que no se vayan en mucho tiempo y que con su batir de alas me hagan sentir cada día las mismas sensaciones que tuve en la ciudad de los cien minaretes la primera vez que tuve la suerte de visitarla.

Un fuerte abrazo para todos, ¡¡SED FELICES!! y ¡¡SONREID!! estáis en Al qantara.

2 comentarios:

  1. Je m'appelle Coralie19 de abril de 2012, 11:10

    Disculpas aceptadas! ;) y si, Fez es magnífico....y pronto tiene lugar el Festival de Músicas Sacras (que sí hace subir algo los precios, pero no tiene desperdicio!)

    Gracias a ti por continuar deleitándonos con tus anécdotas e impresiones!

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    1. Lo hago encantado, y cobra más sentido hacerlo sabiendo que hay gente que espera las entradas, voy a tener que escribir una entrada dedicada única y exclusivamente a los asiduos, para establecer un contacto con aquellos que comparten la aventura de esta crónica.

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