domingo, 21 de julio de 2013

Como decíamos ayer...



Como os comentaba ayer poner fin a la experiencia vivida ha sido uno de los momentos más difíciles que he vivido y una de las decisiones más complicadas que he tenido que tomar en mi vida, pero desgraciadamente no podía continuar allí en las mismas circunstancias, y es una pena que, como para tantos otros muchos sueños, la barrera entre conseguirlo o no la marque lo material, lo cuantitativo.

Aún así como ya dije quería compartir con todos vosotros el viaje que tuve la suerte de realizar por el sur de Marruecos y que me ha permitido conocer más a fondo la realidad de un país que para siempre me va a tener cautivado, no importara dónde esté ni cómo me vaya la vida porque no pasará un solo día en el que no recuerde mis experiencias y mis sentimientos pasados dentro de esa tierra y compartidos con sus gentes.

El viaje comenzó en Tánger y lo hizo con una suerte de guiño del destino que marcaría lo que vendría después, el taxista que nos llevó hasta la estación de tren no nos quiso cobrar la carrera del taxi y sólo nos pidió la carrera mínima, eso era ya una buenísima señal. Al llegar a la estación, el tren que habría de llevarnos hasta Marrakech ya estaba allí situado en el andén esperando la hora de partida, para aprovechar más el tiempo decidimos viajar de noche y sacando billete en coche-cama. Al llegar a nuestro compartimento una pareja de jóvenes británicos estaba allí ya instalada, en las dos camas de abajo quedando libres las dos camas superiores, no os negaré que temí por la vida de la chica que dormía debajo de mi litera pero para mi asombro más absoluto la litera resistió.

La Koutoubia, coetánea de la Giralda.

Una de las cosas que más me ha sorprendido de este viaje es que mientras más al sur más “liberadas” están las mujeres, os pongo dos ejemplos: llegando en el tren a Marrakech, sobre las 6.30 de la mañana, estaba ya levantado dando un paseo por el pasillo del tren cuando la imagen de tres mujeres, vestidas con sus chilabas y pañuelos, jugando al fútbol en un campo de tierra nos dejaba boquiabiertos a otro viajero inglés y a mí, supongo que ninguno de los dos nos esperábamos ver ese “entrenamiento”, y por otro lado, al llegar a la ciudad de Marrakech y comenzar a pasear por sus calles a uno le llama poderosamente la atención la cantidad de mujeres motorizadas que hay, con sus velos, sus cascos y sus guantes y moviéndose de manera intrépida e independiente en medio del caos circulatorio de la ciudad.


La Plaza Djemaa L Fna, declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO

La ciudad de Marrakech en sí es una auténtica maravilla en la que cada rincón y cada edificio tienen un encanto que hacen que la capacidad de sorpresa y admiración no descanse ni un solo segundo. Lo más llamativo quizás sea la plaza Djemaa L Fna, un auténtico festival permanente en el que uno puede encontrar de todo: teatro, encantadores de serpientes, música en directo, comida, bebida… un lugar que cada día al terminar la jornada desaparece para volver a surgir a la mañana siguiente para volver a situarse todo como estaba.

La Madrassa Ben Youssef, un viaje cultural y en el tiempo.
Además de la plaza, declarada Patrimonio cultural inmaterial de la humanidad por la UNESCO, la ciudad de Marrakech, que es también la que da nombre al país, tiene otros encantos dignos de ser visitados: la Koutoubia, la Kasbah, la Madrassa Ben Youssef, las tumbas saadíes, la Menara… una cantidad de sitios impresionantes en los que a cada viajero o turista les suscitarán una serie de sentimientos y pensamientos en función de los ojos con los que mire y vea los rincones y los detalles de cada paraje, a mí personalmente me fascinaron por la forma en la que han mantenido los lugares tal y como fueron concebidos, como el tiempo parece haberse detenido cuando uno se sienta a disfrutar de las vistas en el patio de la Madrassa Ben Youssef, la sensación de tranquilidad escuchando el agua de la fuente, el laborioso conjunto de arcos y artesonado, dan la sensación de que hubieras viajado en el tiempo.

Bab Agnaou, una muestra más de que los pájaros no entienden de creencias.

Al día siguiente…… bueno eso ya lo dejamos para mañana.

Un fuerte abrazo a todos los que me habéis echado en falta y a los que os he fallado durante estos días, como digo siempre no dejéis de luchar por SER FELICES!!!

Pd: He vuelto para quedarme.

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