miércoles, 16 de noviembre de 2011

... y también la lluvia


Esta mañana cuando me desperté me vino rápidamente a la cabeza esta expresión, y no porque me recuerde a la gran película de Luis Tosar si no porque cuando desperté esta mañana caía una tromba de agua impresionante, y decidí que hoy iba a hablar en el blog de un tema muy típico, de un tema muy socorrido, del tema estrella de las conversaciones de ascensor cuando vas con el vecino y el tenso silencio te supera y te ves empujado a romper el hielo, hoy voy a hablar del tiempo. Emulando al gran José Antonio Maldonado, hoy me visto de meteorólogo y os traigo la información del tiempo del otro lado del Estrecho.

La lluvia, tan necesaria en multitud de lugares cuya fuente de riqueza principal, la agricultura, depende en gran medida de las precipitaciones que se den durante el año para asegurar una abundante cosecha, aquí en Tánger tiene una doble consecuencia, podría decirse que aquí tienen la “bendita lluvia maldita”. A alguno puede resultarle paradójico lo que acabo de decir pero esperaros un poco y entenderéis el por qué de esa afirmación tan contradictoria.

A pesar de lo que la gente pueda pensar en África también llueve y mucho, es más, os puedo asegurar que en algunos puntos de la geografía marroquí este mes ya han podido disfrutar y padecer alguna que otra nevada copiosa, con las consecuencias que ello conlleva: cortes de carretera, falta de suministros, incomunicaciones, etc… Concretamente en Tánger la precipitación anual es de 955 mm, para que podáis comparar es tan sólo de 18 mm menos que la de Oviedo, con una diferencia, en Tánger el período de lluvia es mucho menor lo que significa que cuando llega la temporada de lluvia cae agua y mucha.

A primera vista estos datos pueden dejarnos un poco fríos, mientras estamos leyendo estas cifras, estas cantidades desde la comodidad de nuestros hogares, ignoramos la realidad de la lluvia, el por qué de la expresión “bendita lluvia maldita”. Para eso vamos a profundizar un poco en lo que sucede en un día de lluvia en Tánger, cuáles son sus consecuencias y cómo combaten aquí con sus recursos las condiciones climatológicas adversas.
Aunque no lo parezca estaba lloviendo y mucho

Para empezar, voy a ir por el lado positivo de la lluvia, la gran cantidad de precipitaciones que caen a lo largo del año hacen de Tánger y su entorno un lugar donde hay mucha riqueza medioambiental, hay bosques circundando la ciudad, y , ni que decir tiene, existe una gran riqueza generada en gran parte por la abundancia de cosechas agrícolas, es muy frecuente ver a mujeres que se desplazan del campo a la ciudad diariamente para vender sus productos: tomates, patatas, cebollas, naranjas… os diré una cosa no he probado jamás mejor fruta que la de Tánger, que me perdonen los valencianos pero las naranjas de Tánger que yo he tomado son mucho mejores que las suyas. Por otro lado la lluvia trae como consecuencia positiva la limpieza del ambiente, en una ciudad cuyo parque automovilístico se caracteriza principalmente por la abundancia de vehículos y por su antigüedad no os podéis hacer a la idea de lo necesaria que es la lluvia para purificar el aire, para oxigenar el ambiente.
Paraje natural de Rmilat, Tánger

Bueno pues como todas las cosas que suceden en la vida, la lluvia también tiene dos caras, la positiva: la generación de riqueza, la abundancia de cosechas, purificación del ambiente, y la negativa con unas consecuencias que como veréis hacen que sea querida y temida a la vez.

En Tánger cuando llueve suele hacerlo con bastante fuerza, suelen ser muy normales las lluvias torrenciales, su ubicación geográfica hace que esta zona sea un enclave de paso de muchas tormentas. Estas precipitaciones, en la mayoría de los casos, suelen venir acompañadas de fuertes rachas de viento, creando un panorama bastante peligroso cada vez que el cielo empieza a amenazar agua. Es frecuente que se produzcan cambios meteorológicos con mucha rapidez, es decir, despertarte por la mañana con un sol radiante y tener un cielo negro, casi casi de noche, a la hora de comer.

Uno de los principales inconvenientes viene dado por la orografía de la ciudad, Tánger es una ciudad construida sobre varias colinas lo que hace de sus calles continuos sube y baja. Es por esto que cuando llueve muchas de sus calles se convierten en verdaderos ríos, pues recogen toda el agua que cae y se convierten en rieras improvisadas por las que el agua busca una salida hacia el mar, hacia la playa. 

Algunas de las calles más transitadas se convierten en auténticos torrentes de agua que baja a velocidad vertiginosa buscando la calma del llano. Esto no debiera ser problema con unas buenas canalizaciones de agua pero aquí nos encontramos con un doble inconveniente: el sistema de alcantarillado (en las zonas privilegiadas donde lo hay) no es capaz de asumir tal cantidad de agua en tan corto espacio de tiempo y a esto se le une la gran cantidad de basura que suele haber por las calles: bolsas, papeles, ropa, en definitiva, desperdicios de todo tipo que suelen atascar las arquetas, haciendo todavía más inútil el alcantarillado.
Cuando llueve esta calle se convierte en un río

La gente de la ciudad, a pesar de la frecuencia de las precipitaciones y su virulencia, no están bien preparados para cuando llegan las lluvias. En un sitio con tal cantidad de precipitaciones al cabo del año deberían saber manejarse mejor bajo esas condiciones pero no es el caso. Esta mañana mismamente eran muchas las personas que iban equipadas precariamente con algunos paraguas en los que caía más agua debajo que encima o bien con plásticos por encima de la ropa que poco o nada aislaban del agua. Como consecuencia de todo esto la gente suele mojarse mucho cuando llueve y ello acarrea un buen número de catarros, gripes y constipados que, os lo digo porque ya lo he sufrido en carne propia, te tienen en cama varios días.

Y por último, y quizá la situación más preocupante, las viviendas, como os dije en una entrada anterior y os contaré otro día con más detenimiento las viviendas en Tánger sufren mucho las consecuencias de los temporales. Los edificios, me atrevería decir que todos: viejos y nuevos, suelen tener goteras y no es raro encontrarse con casas en las que cada vez que llueve les entra en agua dentro. Como os he dicho cuando cae agua aquí suele hacerlo con bastante fuerza y las viviendas no suelen estar equipadas con los elementos necesarios para evitar la lluvia. Son muchos los niños del centro de día a los que cada vez que llueve les entra el agua en sus casas, se convierte en una invitada inesperada que no necesita permiso para pasar, yo he tenido la oportunidad de verlo en vivo y en directo. Todo esto trae como consecuencia que en las casas hay mucha humedad, incluso en algunas aparece el moho en las paredes. Por desgracia hay mucha gente que a raíz  de esa humedad contraen enfermedades que les acompañarán el resto de su vida, son muchas las personas que por causa de esas humedades padecen enfermedades bronconeumonales, asma, etc…

Por todo esto esta mañana cuando me he despertado y he oído con la fuerza con la que caía el agua he pensado “…y también la lluvia” se pone en contra de toda esta gente, de los más débiles, de los que menos recursos tienen para protegerse de ella.

Muchos abrazos para todos y, recordad, sed felices.

Pd: Perdón por la hora de publicar la entrada de hoy.

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