domingo, 18 de diciembre de 2011

Amar


Llevaba un tiempo queriendo hacer una entrada como esta en la que trasladar, a quien pueda interesarle, mi manera de entender el amor, de entender las relaciones sentimentales, de cómo debe ser una relación entre adultos que se quieren, y que, desde mi perspectiva, veo que cada vez son más complicadas y más enrevesadas, en las que no siempre el amor es el pegamento que une a las personas y sobre el que se basan los pilares que fortalecen una relación.

En primer lugar creo que habría que dejar más o menos definido lo que para mí es el amor, pues supongo que cada uno tenemos una definición diferente de una misma palabra, para mí el amor es un sentimiento que una persona tiene hacia otra y que tiene como características imprescindibles la fidelidad, la entrega, la confianza, el cariño, el diálogo sincero y, por encima de todo, el respeto, entendido tanto por el respeto por el otro como por el respeto a uno mismo.
Amar es compartir un proyecto de futuro respetando las diferencias entre los miembros de la pareja.
Definido el punto de partida sobre el que desarrollar el resto de la entrada, me gustaría comenzar desglosando lo que para mí supone cada rasgo imprescindible del amor. La fidelidad, creo que todo el mundo la entenderá como lo que es, supone el no traicionar a la otra persona, tener siempre claro que a quien amamos y no romper ese lazo nunca, pues una vez que se rompe es imposible de recuperar. La entrega para mí conlleva el compartir con la otra persona nuestras preocupaciones, alegrías, penas, y también el estar siempre dispuesto para lo que nuestra pareja pueda necesitar de nosotros. La confianza es un elemento clave, pues es la llave de que una pareja tenga éxito o no, para que el amor llegue a ser pleno o no, y es que la confianza supone no tener nada que esconder al otro, poder ser como uno es sin miedo a nada, poder decir lo que uno sienta sin miedo a represalias, en definitiva, ser amado y amar sin esconder nada. El cariño es la parte más palpable del amor, supone la demostración más gráfica de lo que supone amar a una persona, yo entiendo el cariño como la afectividad con la pareja, la puesta en escena del amor a través de un beso o una caricia. El diálogo sincero creo que es uno de los pilares en los que debe asentarse una relación, sentimental o no, y es que la sinceridad es fundamental para el éxito de las relaciones, uno debe ser sincero con su pareja y exigir sinceridad a partes iguales, es el camino que nos lleva a forjar la confianza y la fidelidad.
Si falta alguno de los rasgos del amor, no hay amor.
El punto del respeto quiero analizarlo de una manera más profunda, pues creo que es la característica más importante del amor, ya que tiene un punto de unión con respecto a todas las demás características. El respeto, desde mi manera de entender el amor, debe estar dirigido de igual manera hacia la persona con la que compartimos una relación y hacia nosotros mismos, de hecho creo que la mayoría de las relaciones sentimentales fracasan por este punto. Y es que amar a una persona no debe suponer dejar de amarnos a nosotros mismos, y no estoy siendo egoísta en esta afirmación, pues si nosotros mismos no nos respetamos, no nos queremos y nos ponemos en valor frente a nuestra pareja, difícilmente podemos exigirle a esa otra persona que lo haga por nosotros. A veces caemos en el error de esperar que nuestra pareja nos haga sentir queridos, nos haga sentir importantes, cuando nosotros mismo no nos lo creemos. No sé si me estoy explicando bien pero a lo que quiero referirme es a que antes de que los demás nos quieran, antes de que nuestra pareja nos quiera, debemos querernos nosotros, debemos respetarnos nosotros a nosotros mismos y no permitir que, escondido bajo apariencia de amor, nos falten al respeto.

Dentro del respeto, mutuo y personal, incluiría la libertad, la posibilidad de actuar libremente dentro de una relación, pues aunque no lo parezca en muchas situaciones, las personas que comparten el amor son libres para poder hacer lo que quieran dentro de una relación, respetando siempre a la otra persona. Muchas veces confundimos las relaciones amorosas con la esclavitud amorosa, seguro que muchos conocéis a gente que ha dejado de hacer cosas que les gustaría hacer porque a su pareja no le gusta, creo sinceramente que quien te ame no debe ponerte nunca trabas a tu desarrollo emocional, personal o psicológico.
Amar es cosa de dos, respetar al otro y respetarnos a nosotros mismos es la base.
Y es que los límites del amor deberían estar en el constante balance de lo que siento hacia la otra persona y lo que siento hacia mí, y tengo la impresión de que muchas personas no son consecuentes con el resultado de este balance, hay gente que a pesar de no estar de acuerdo con el resultado de su balance emocional sigue adelante con las relaciones sin darse cuenta del problema que eso les puede acarrear. Probablemente no son conscientes de que el hecho de compartir su vida con alguien que limita su libertad les lleva a sentirse mal, les genera mal humor y pesimismo, incluso le hace caer en el agotamiento psicológico y llegados al extremo a caer en depresiones. Los motivos por los que esta gente continúa adelante los desconozco, pero seguramente no andarán muy lejos del miedo a quedarse solo, de la comodidad de la rutina, del aferrarse a que todo puede cambiar e ir a mejor, llegando a engañarse a uno mismo.

Personalmente yo he vivido y pasado por estas situaciones que hoy os planteo, también os digo que es más fácil hablar de ellas desde la distancia que desde el centro de una relación, y siempre he tenido una cosa clara, quizá se deba a mi historia personal, si no hay amor no puede seguirse adelante, si uno no ama a la otra persona, si no está enamorado de su pareja, si sólo siente cariño, debe de ser valiente y afrontar la situación, siempre incómoda, y tomar las decisiones oportunas para cumplir con el respeto a la pareja y a uno mismo.
A veces nosotros mismo nos rompemos el corazón.

En definitiva el amor no debe ser nunca una sumisión sin límites a nuestra pareja, debe ser un estado de compromiso, respeto, diálogo, confianza y entrega, compartir un proyecto de futuro con la pareja respetando las diferencias que pueda haber y dejando actuar libremente a cada uno dentro de la relación respetando, por encima de todo, la dignidad de las personas porque pisotear a tu pareja no es quererla, y dejarte pisotear por ella tampoco.

Un fuerte abrazo a todos y ¡¡SED FELICES!!

3 comentarios:

  1. Je m'appelle Coralie19 de diciembre de 2011, 16:07

    Me ha gustado mucho esta entrada Mario, creo que es un tema complejo y delicado pero lo tratas de una forma clara y muy sincera. Mi definición de amor se parece mucha a la tuya, pero me gustaría comentar algo de lo que no has hablado: para mi el amor evoluciona.

    Creo que entender el amor como un sentimiento estático e inamovible es otro de los errores más graves que cometemos hoy en día, yo diría que el número 2 tras la cuestión del respeto que comentas. Se comienza a amar a una persona cuando se da el momento y las circunstancias adecuadas, pero ¿qué pasa cuando esto cambia? Y no hablo solo del paso de la fase inicial de enamoramiento ciego a una relación más madura, sino de sucesos tan dispares como una mudanza, un cambio laboral, el nacimiento de un hijo o la muerte de un pariente cercano. En estos casos las prioridades de uno o de ambos pueden modificarse tanto, que lo que antes se compartía ahora deja de tener sentido.

    Así lo explica (mejor que yo) Isabel Allende en uno de sus libros:

    "Aprendí de un compositor que nos visitó con su mujer. Tenían alrededor de sesenta años, pero se veían jóvenes, fuertes y llenos de entusiasmo. El músico nos explicó que se habían casado- o mejor dicho, habían renovado el compromiso - siete veces durante su largo amor. Se conocieron cuando eran estudiantes en la universidad, se enamoraron a primera vista y has estado juntos por más de cuatro décadas. Pasaron por varias etapas y en cada una cambiaron y estuvieron a punto de separarse, pero optaron por revisar la relación. Después de cada crisis decidieron permanecer casados un tiempo más, porque descubrieron que seguían queriéndose, aunque ya no eran los mismos de antes.

    "En total hemos pasado por siete matrimonios y seguramente nos faltan varios más. No es lo mismo ser pareja cuando uno está criando niños, sin dinero y sin tiempo libre, que cuando uno está en la madurez, ya realizados en la profesión y esperando al primer nieto" dijo"

    En definitiva, el amor también es cambio. Y tolerancia y flexibilidad y adaptación. ¿Entre tu y yo, habremos dado con la "fórmula" tan codiciada? ;)

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  2. Una teoría de incalculable valor Mario, pero la práctica del día a día, momento a momento y lo que es peor circunstancia a circunstancia. Creo que el amor, el matrimonio, la conviencia......es una rosa con muchas espinas.

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  3. Efectivamente el amor evoluciona, y no lo niego ni mucho menos, pero creo que todos esos rasgos deben evolucionar con él, de hecho como digo creo que son inherentes al concepto de amor.

    Está claro que el amor es algo que uno debe cuidar a diario, el mayor enemigo del amor es la rutina y la comodidad, pues son esas las situaciones en las que uno puede dejar de hacer ese balance emocional a cambio de la estabilidad, o lo que es lo mismo dicho de otra manera, mi vida amorosa no me satisface pero tampoco quiero que cambie, los motivos para esto como digo son variados y en muchas ocasiones está presente el miedo a la soledad.
    Sinceramente no logro entender algunas situaciones en las que la gente aguanta relaciones que les quitan más de lo que les da, creo que el refranero español para esto tiene un refrán muy sabio : "Más vale solo que mal acompañado".

    Un beso y muchas gracias por seguir dándole vida al blog.

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