domingo, 15 de enero de 2012

Petite bonne

Si ayer hablamos del problema de las madres solteras en el mundo islámico en general, y en Tánger en particular, hoy me gustaría acercaros a otra de las realidades que hay en Marruecos, el tema de las menores explotadas, bien en trabajos domésticos o bien dentro de redes de prostitución infantil, niñas a las que han arrancado de su infancia para introducirlas de lleno en el mundo laboral.
Las menores son arrancadas de su infancia para formar parte del mundo laboral.

Y es que uno de los mayores problemas que tienen las niñas marroquíes es precisamente este, debido a la precariedad de las situaciones de sus familias muchas menores se ven obligadas a muy temprana edad a abandonar sus estudios y dedicarse al mundo laboral con el objetivo de llevar a casa un sueldo para poder sustentar las necesidades familiares, un dinero que, en muchas ocasiones, sirve para poder darle a sus hermanos más pequeños la oportunidad de las que ellas han carecido.

Como he comentado se ven obligadas a ofrecer su trabajo a cambio de una remuneración, la mayoría de las veces mísera, perdiendo por completo la infancia. En Marruecos el trabajo infantil no está tan perseguido como en otros lugares del mundo, y no es extraño ver a menores, muy menores, en trabajos de poca importancia pero de mucho esfuerzo, así como los niños son más localizables en trabajos de aprendices en talleres o vendiendo pañuelos por las calles, las niñas suelen ejercer esos trabajos en las casas, se dedican fundamentalmente al servicio doméstico, aunque también hay muchas que, como comenté al principio, caen, o a veces son vendidas por sus propias familias, en redes de prostitución de menores, que es otra de las cosas con las que aquí se tiene cierta laxitud.
Algunas trabajan para poder ofrecerles a sus hermanos la posibilidad que ellas no han tenido.

Son situaciones muy complicadas, pues imagino que a las familias no les tiene que resultar fácil tomar esa decisión, pero a la vez son bastante comunes, poco a poco se han comenzado a dar pasos para proteger a ese sector de la población infantil en riesgo de exclusión social, por ejemplo desde el Hogar Lerchundi se promociona el acceso al centro de las niñas por delante de los niños, pues se considera que son más vulnerables y que están en situaciones de más riesgo de exclusión social, o aquí mismo, en el recinto del Sagrado Corazón, nuestras vecinas, las religiosas de Jesús-María, han puesto en marcha un proyecto llamado “Dar tika” (Casa de la confianza) una casa de acogida para la protección, educación y la reinserción de niñas vulnerables, en riesgo de caer en ese tipo de problemas que acabo de comentaros.
Poco a poco se van dando pasos para que imágenes como esta sólo sean recuerdo del pasado.

Toda la ayuda y la protección que podamos poner sobre nuestros menores, a este y al otro lado de al qantara, siempre será poca, pues como veis hay montones de situaciones en las que los niños, los elementos más frágiles de la sociedad, son despertados de un duro golpe de su infancia y se ven obligados a luchar en un mundo que no es el suyo por la supervivencia, por la simple necesidad de llegar al día siguiente.

Un abrazo fuerte para todos y ¡¡SED FELICES!!

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