miércoles, 1 de febrero de 2012

Perderse

En ocasiones uno necesita salirse del camino establecido para poder descubrir sitios o sensaciones que en el rutinario día a día le pasan por completo desapercibidas, a veces, como dice una canción, uno se pierde con la necesidad de volver a encontrarse. Hoy he tenido la oportunidad de perderme, de salirme del camino que conozco para por unos momentos descubrir una ruta, un nuevo camino que al final, dando un rodeo, me ha llevado al lugar al que necesitaba llegar.

Como os digo esta tarde he tenido la oportunidad de meterme por un camino que hasta ahora desconocía y que me ha permitido descubrir un sitio del que hasta ahora desconocía su existencia, me he sentido ciertamente perdido pero al final he conseguido llegar a mi destino. Por unos instantes estaba un tanto nervioso porque ciertamente no tenía ni la más mínima idea de donde estaba, he conseguido fiarme de mi sentido de la orientación para seguir el camino que creía que era el correcto, el camino que yo pensaba que me llevaría al lugar al que necesitaba llegar.
Una de las calles por las que he tenido la suerte de perderme esta tarde.

Durante el camino he tenido la oportunidad de meterme por toda suerte de callejas, callejones y rincones tan típicamente tangerinos que me encantaría volver a perderme por ellos, perder la noción del tiempo por esas calles, para en un ejercicio de reflexión interior encontrar el destino al que quiero dirigir mis pasos en la vida, ¿qué curioso verdad? perderse para encontrarse, dejar a un lado lo conocido, lo cotidiano, lo rutinario para descubrir otras cosas que también están ahí, pared con pared de esas cosas que marcan nuestro devenir diario, cosas que salvo en contadas ocasiones no logramos encontrar, cosas que en muchas ocasiones nos reportan una experiencia y una satisfacción que a veces no somos conscientes de la felicidad que podrían llega darnos.

La verdad es que ha sido un placer meterse por esos rincones que acabo de comentaros, una de las calles por las que he pasado era muy parecida a la calle principal del zoco, de hecho era también una calle llena de tiendas, llena de puestecitos en los que se vendía de todo, aunque en este caso no tanto suvenires como los que se venden en la zona del zoco sino cosas más cotidianas, más necesarias para la gente de aquí, para los locales. Era una zona donde se amontonaban toda serie de utensilios para la cocina, ropa, útiles de aseo, zapatos, etc… como digo una zona muy comercial pero completamente ajena al circuito turístico, totalmente apartada de las miradas curiosas de los turistas, un zoco puramente para los locales.
A veces hay que descubrir nuevos caminos para ver rincones como este.

Ha sido una experiencia bonita como digo, ha sido fascinante tener la sensación por un rato de no saber dónde estaba, de intuir a donde se dirigían mis pasos pero no tener la certeza de estar siguiendo el camino correcto, de dejarse llevar por el sentido de la orientación, ese que se supone que lleva a uno al sitio al que cree que debe ir.

Al final he llegado a mi destino en el horario previsto, a veces para llegar a un mismo sitio hay bastantes caminos, es bonito intentar descubrirlos todos, no sabemos por cuál de ellos nos encontraremos con experiencias que nos consigan hacer más felices.

Un fuerte abrazo para todos y ¡¡SED MUY FELICES!!

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