domingo, 5 de febrero de 2012

Ceuta


Como os conté en una de las primeras entradas que escribí mensualmente vamos a Ceuta para comprar algunos suministros que aquí son bastante más caros, o directamente no los hay, y para recoger algunas cosas que desde allí regalan al proyecto y que son de una ayuda inestimable para el devenir del centro de día, del Hogar Padre Lerchundi.
Vista aérea de la ciudad de Ceuta

Normalmente se suelen traer productos de limpieza, algunos productos de alimentación y algún que otro “capricho” que aprovechando el viaje se pueden adquirir allí. Suelen ser cosas que por unos u otros motivos aquí o bien no se encuentran o bien tienen unos precios prohibitivos, sobretodo en el tema de la limpieza y la higiene, productos como el champú, el gel, la lejía o el jabón para lavar los platos tienen unos precios aquí en Tánger que los convierten, casi casi, en productos de superlujo, además de que la calidad de los mismos no es comparable a la de los productos que se adquieren en Ceuta.

Pero el principal motivo del viaje mensual a Ceuta no es otro que recoger el regalo que desde una empresa ceutí hacen al proyecto, mensualmente el Hogar recibe dos sacos de leche en polvo y dos cajas de tabletas de chocolate, el famoso y socorrido en tantísimas ocasiones, Maruja. Es todo un alivio para las cuentas del proyecto pues gracias a ese regalo no es necesario realizar el gasto para poder ofrecer a los chavales del centro diariamente dos vasos de leche, uno en el desayuno y otro en la merienda. La empresa en cuestión no sólo colabora con el proyecto del Hogar Lerchundi, sino que también lo hace con varios proyectos más de los que la Iglesia tiene en Tánger, imagino que los beneficios que les supone la comercialización de sus productos les permite poder tener esa generosidad tan grande con aquellos que más lo necesitan.
Cuantas meriendas y cuantos recuerdos tienen como protagonista al chocolate Maruja.

También se aprovecha el viaje a Ceuta para realizar algunas gestiones que son necesarias hacer en España como por ejemplo en Correos o en el centro de salud o en las entidades bancarias, que en Ceuta todas las entidades financieras importantes tienen sucursal. Es una sensación extraña la de volver a sentirse en suelo patrio sin tener que cruzar el charco, además es una ciudad muy intercultural, pues en sus calles podemos encontrar a gente de diferentes religiones, como en la Toledo medieval en sus calles se pueden encontrar mezquitas, sinagogas e iglesias conviviendo en armonía.

El hecho de ser una ciudad fronteriza le hace ser una ciudad en la que hay muchísimo trasiego de gente, una ciudad en la que diariamente entran y salen cientos de personas que llegan con la única intención de hacer compras para luego revender al otro lado de la valla, es muy peculiar el paso fronterizo de Ceuta, que cruzan diariamente montones de marroquíes, algunos niños incluso lo hacen para ir al colegio, cada día sellan sus pasaportes para poder asistir a los centros educativos españoles para una vez finalizada su jornada regresar a sus casas en Marruecos, una situación especialmente curiosa y llamativa ver a esos niños con sus mochilas a la espalda llegar andando a la frontera para cruzarla.
Esta frontera es cruzada diariamente por cientos de personas que buscan ganarse la vida al otro lado de la valla.

Otro día os contaré más cosas sobre Ceuta, una ciudad que debería ser ejemplo de integración para muchos otros lugares en los que por el empeño de unos y otros no son capaces de convivir las diferentes culturas y religiones.

Un fuerte abrazo para todos y ¡¡SED FELICES!!

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