miércoles, 22 de febrero de 2012

Safi salina


Hoy, después de cuatro meses, parece que fue ayer cuando llegué, hemos terminado el curso de dariya, la verdad es que me ha servido para profundizar en el conocimiento de la lengua que habla la gente con la que estoy en contacto diariamente, con la riqueza que para mi experiencia ello ha supuesto, me ha abierto la posibilidad de profundizar mucho más en el trato personal con todos aquellos con los que me voy cruzando en el camino y con los que de una manera, más o menos, rudimentaria me voy haciendo entender y los voy entendiendo a ellos.
Hoy estoy un poquito más cerca de entender esta manera de escribir.

Y es que hay una peculiaridad muy especial con el dariya que hoy me gustaría trasladaros y ofreceros mi punto de vista al respecto. Esta peculiaridad le viene dada por el hecho de ser una lengua única y exclusivamente hablada, no hay escritos en el árabe dialectal marroquí, propiamente dicho, esto supone un problema bastante serio a la hora de poner en marcha los mecanismos necesarios para el desarrollo de una sociedad.

La sinrazón del problema la podemos encontrar en el hecho de que los niños estudian en el colegio una lengua diferente de la que ellos hablan, para especificarlo un poco más, los niños que acuden a la escuela reciben las explicaciones en una lengua que no es la que viene escrita en sus libros de texto, porque todos los libros de texto de las escuelas marroquíes están escritos en árabe clásico, el árabe que se habla en los territorios de la península arábiga, pero no el que se habla en Marruecos.

No sé si sois conscientes del problema pero para trasladarlo a nuestro terreno os voy a poner un ejemplo, es como si a día de hoy en España se dieran las clases en castellano y los libros siguieran siendo escritos en latín, la lengua “madre” de la que derivan otras lenguas como nuestro castellano, el francés y el italiano, entre otros. Imaginaros tener que estudiar todas las materias en una lengua que desconocieseis por completo, una lengua que a pesar de ser similar a la que utilizaseis para comunicaros verbalmente no fuera la lengua que utilizaseis para comunicaros en el día a día, pensadlo, un auténtico caos.
En la escuela no se lee el mismo idioma que se habla en la calle.

Esta noche después de terminar las clases y compartiendo un rato más distendido entre los compañeros de clase hablábamos de este tema y entre todos llegábamos a la conclusión de lo inverosímil de la situación, de lo complicado que resulta poner en marcha un despegue a todos los niveles de un país en el que la gente no habla el mismo idioma que lee. Y es que en Marruecos hay unos índices de analfabetismo muy escandalosos, principalmente por este motivo del que hoy os hablo la gente no habla la misma lengua que lee, probablemente influido por motivos políticos o religiosos está impuesta una lengua que no es dominada por la generalidad de la sociedad y que respaldada por esos poderes está instaurada y resulta prácticamente inamovible.

 Imagino que habrá gente trabajando en esos temas y que estarán intentando ponerle remedio a una situación tan escandalosamente grave, pues si Marruecos aspira a una mejora de la calidad de vida de sus ciudadanos, una mejora a todos los niveles de la sociedad marroquí, y por ende del país en general, este remedio pasa por una unificación de la lengua, por una normalización de una situación tan sumamente “peculiar”.

Con la esperanza de que en no mucho tiempo empecemos de nuevo con el curso de dariya, nivel tres, me despido de vosotros agradeciendo mucho toda la paciencia que nuestro profesor ha tenido y con el deseo de que con aquellos que han sido mis compañeros volvamos a reunirnos y a seguir compartiendo el duro camino del aprendizaje de la lengua.

Un fuerte abrazo para todos y ¡¡SED FELICES!!

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