viernes, 10 de febrero de 2012

Hola, me llamo...(tawaso darore III)


La historia que os quiero acercar hoy sucedió hace un par de meses, aunque esta semana ha vuelto a estar de nuevo en el día a día del ritmo de trabajo del Hogar Lerchundi debido a la llegada de un grupo de jóvenes voluntarios españoles. Como ya os he comentado en otras entradas anteriores en las que os hablaba de lo importante que es la comunicación (tawaso darore) entre las personas con las que se comparte el día a día, esta semana ha cobrado especial relevancia entre los pequeños del Centro de Día.
Cuando uno siente la necesidad de comunicarse la barrera idiomática no suele ser problemática.

Os sitúo un poco en antecedentes para que entendáis la importancia que tiene lo que quiero contaros, como sabéis los que seguís el blog, y para los que no pues ahora ya lo sabéis, una gran parte de la financiación del proyecto viene de particulares españoles que a través de la fórmula del padrinazgo aportan una cantidad económica para el sustento del proyecto, para la realización de esta obra que es el Hogar Padre Lerchundi. Pues bien hace un par de meses realizaron una visita algunos de los componentes del proyecto a uno de los colegios desde los que se tiene apadrinados a algunos niños para presentar el proyecto del Hogar de primera mano y para hacerles llegar personalmente a todos aquellos que colaboran con el proyecto el agradecimiento por su aportación, aprovechando también la ocasión para mostrar a dónde se dirige esas donaciones que ellos hacen.

Para la ocasión preparamos todo el material gráfico que pudimos para mostrar a través de unas cuantas imágenes, pues dicen que una imagen vale más que mil palabras, lo que es el proyecto del Hogar, a dónde van destinados los fondos de financiación del proyecto, para mostrarles los lugares en los que viven los beneficiarios del centro, etc… Dentro de todo ese material hay un vídeo al que personalmente le tengo mucho cariño y que me parece una muestra muy significativa de la importancia que desde aquí le dan, los propios niños beneficiarios del proyecto, a la figura de los padrinos.

Y es que en el vídeo en cuestión los niños del centro se presentaban, saludaban a los padrinos y les agradecían su inestimable colaboración, todo ello en perfecto castellano con la dificultad que para estos niños eso entraña, pues si bien la mayoría están acostumbrados a oír a la gente hablar en castellano, no lo están tanto a la hora de hablarlo, como os dije en la primera entrada sobre este tema en Tánger hay mucho “castellano-escuchante”, aunque no tanto parlante. Para la ocasión escribimos con grafía árabe la pronunciación en castellano del mensaje que querían transmitirle a todos aquellos que viesen el vídeo, y gracias a ello pudimos facilitarles a los niños del centro de día la oportunidad de agradecer, en la lengua de esos que les están ayudando en su situación actual, la colaboración de los padrinos.
No importa de donde venga cada uno, lo importante es tener ganas de hacerse entender.

Os comentaba que estos días vuelvo a tener presente aquella situación porque constantemente los niños vienen a preguntar cómo se dicen algunas cosas en castellano, pues por encima de todo quieren hacerles llegar a los voluntarios, que esta semana están aquí, el agradecimiento por su visita, quieren poder compartir con ellos algunas de sus cosas, poder charlar de una manera más o menos fluida, en definitiva poder comunicarse, cosa que si no consiguen por esfuerzo personal de los pequeños se buscan a alguien para que les haga llegar a los voluntarios el mensaje que quieren que quede especialmente claro.

Con la comprobación una vez más de que las barreras idiomáticas no son lo suficientemente fuertes como para impedir que unos niños puedan agradecer a otros la ayuda que les prestan para poder tener una infancia feliz me despido de vosotros hasta mañana.

Un fuerte abrazo a todos y ¡¡SED MUY FELICES!!

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