viernes, 17 de febrero de 2012

... todo se transforma


Supongo que una vez vistos los vídeos de la entrada de ayer ya os podéis imaginar de lo que me gustaría hablar hoy. Son dos ejemplos muy gráficos de la importancia que los pequeños gestos o las pequeñas acciones pueden tener para el devenir de la vida, una muestra más de que haciendo pequeñas cosas podemos conseguir grandes cambios.

A veces mal pensamos que para conseguir que las cosas cambien hacen falta grandes cambios, no nos damos cuenta de que a poco que empezásemos a cambiar nuestra manera de estar en el mundo todo empezaría a cambiar alrededor nuestros. También solemos pensar que la gente que dedica su vida a ayudar a los demás son personas excepcionales o extraordinarias, cuando es todo lo contrario, es gente de lo más normal y de lo más corriente cuyo mérito es ayudar en todo lo que pueda a aquellos que están en situaciones menos favorables.
Ayudar a los demás no es algo extraordinaro, es una de las cosas más sencillas.

Y es que todos podemos ser así, es muy sencillo y aunque no lo creáis requiere muy poco esfuerzo, de hecho estoy convencido que cuesta más empezar a hacerlo que lo que haya que hacer en sí. En algún sitio escuché una vez que si todo el mundo dedicara una hora a la semana a hacer algo por alguien, todo el mundo sería mucho más feliz, todo el mundo sería menos pobre. Fijaros un momento, hagamos números, una hora a la semana es una insignificancia comparado con el tiempo que le podemos dedicar a otras cosas más fútiles como peinarnos, combinar la ropa o darle al botón de “cincominutosmás” cada mañana en el despertador.

A veces lo que más nos cuesta es buscar qué hacer o a quién ayudar, perdemos un tiempo precioso en esas cuestiones, que si bien son importantes no son fundamentales, pues uno debe empezar con pequeños gestos, a lo mejor con los más cercanos, por ejemplo uno puede empezar ayudando a los más cercanos, a su familia, amigos, compañeros de clase, quizá sin saberlo podemos empezar a cambiar la vida de alguien muy cercano con pequeños gestos como una conversación, un gesto de cariño, una ayuda … quién nos dice que no podemos empezar a cambiar el mundo ayudando en nuestras casas con las tareas domésticas, por qué no vamos a poder cambiar la vida de algún compañero con el simple hecho de mostrarnos amables con ellos, nos sorprendería saber cuánta gente está hoy pasándolo mal por el simple hecho de no tener a nadie que les pregunte cómo están.

Como dice el maravilloso Drexler: “cada uno da lo que recibe, luego da lo que recibe, nada es más simple, no hay otra norma… ”, y esa es la realidad, ahí reside la belleza y la grandeza de esos pequeños gestos que consiguen hacer del mundo un lugar mejor, además en esta semana, con tan amorosa fecha en su interior, también podemos aplicar esta norma al amor, recibimos lo que aportamos a las relaciones, no siempre es exactamente así pero que nadie espera sacar nada donde no ha aportado nada.
Seamos parte de una utopía que puede cambiar el mundo.

Intentémoslo, comencemos todos una cadena de favores, si alguien quiere no tiene más que proponerlo y empezaremos, quién sabe si no seremos capaces de cambiar la vida de alguien, quién sabe si no cambiarán nuestras vidas una vez estemos dentro de la cadena, quién sabe si no encontraremos nuestro rumbo ayudando a los demás.

Un fuerte abrazo para todos y ¡¡SED FELICES!!

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